Nota
Saber inglés para ser científico:
un requisito que deja la investigación de varias latitudes por fuera
Acceder a las investigaciones y divulgar la producción cientifica son tareas difíciles para los investigadores que no hablan inglés o tienen un nivel bajo. Las dificultades son aún mayores para difundir el conocimiento que se produce en países donde no se habla inglés como lengua materna.

La producción de conocimiento en las universidades, centros de investigación y laboratorios en Latinoamérica y otras regiones no angloparlantes es vasta, pero su divulgación es escasa o retardada cuando se produce o se publica en otra lengua que no sea el inglés.
Este fue el punto de partida para la investigación de un grupo de 15 científicos vinculados a las escuelas de biología, ciencias de la conservación y estudios ambientales de diferentes centros universitarios en Australia, Estados Unidos, Alemania, España, Bolivia, Nepal, y el Reino Unido. En su investigación The manifold costs of being a non-native English speaker in science —Los múltiples costos de ser un hablante de inglés no nativo en ciencias— publicada en julio de 2023, revelaron que el acceso a las publicaciones y trabajos, además de su divulgación, son tareas difíciles para los científicos que no hablan inglés como lengua materna o que tienen un nivel bajo.
A partir de una encuesta a 908 investigadores en diferentes escuelas y facultades de biología, conservación y medio ambiente, los científicos establecieron que, aunque el uso del inglés como idioma común de la ciencia ha contribuido al avance de las investigaciones, también implica costos considerables para aquellos cuyo primer idioma no es el inglés.
Los autores de la investigación señalan que “los angloparlantes no nativos, que constituyen la mayoría de la población mundial, enfrentan una serie de desafíos para realizar y comunicar ciencias en inglés, lo que inevitablemente impone una carga excesiva en su desarrollo profesional en ciencias.”
Ángela, docente de inglés y traductora colombiana, radicada en Argentina, está haciendo un voluntariado de traducción para dos fundaciones en Colombia: ProAves y Selva; organizaciones que se dedican a la conservación de especies endémicas y migratorias en el neotrópico.
Así lo ha hecho durante el último mes y sabe que participar en estos proyectos es un lujo, pues como ella asegura “la traducción científica de inglés a español no se solicita y no es de lucro, no es necesaria a menos de que se requiera en trabajos muy específicos.”
Ángela Puentes, traductora cientifica voluntaria en ProAves y Selva, fundaciones colombianas para la conservación de especies.
Para Valeria Ramírez-Castañeda, estudiante de doctorado colombiana del Departamento de Biología Integrativa de la Universidad de California Berkeley, usar el inglés fue un tormento durante sus estudios “Cuando estaba escribiendo mi tesis, muchos me decían “escríbela en inglés”, y no podía, fue muy difícil escribir en ese idioma. Tenía ya demasiada presión por el tiempo y por la dificultad misma de escribir ciencia. ¡Me dije, “voy a escribir en español”!
Valeria Ramírez Castañeda en Leticia, Amazonas, Colombia. Foto por Darío Alarcón
Tras esa experiencia, desarrolló una investigación en el 2020 para describir las desventajas en la publicación de trabajos científicos en contextos académicos donde el inglés es un idioma dominante.
Un problema de dos caras
Según los hallazgos del grupo de investigadores, el problema de la hegemonía del inglés en la ciencia tiene dos ángulos: este idioma tiene un papel dominante en la ejecución y comunicación de la ciencia, así como en la evaluación de los científicos, en casi cualquier disciplina científica, y, por otro lado, su uso como una lengua común representa un impedimento para aumentar la contribución de los científicos de lengua no inglesa en la ciencia.
En el caso de los países de habla hispana, a excepción de España y México, la visibilidad de su producción científica es bastante escasa en comparación con la de los países anglófonos. Ángela, la traductora colombiana, así lo advierte “hay muchísimo conocimiento que no se puede generar en latitudes de habla inglesa y se pasa por alto porque no se produce en inglés.”
Las cifras se agudizan. Según el Instituto Cervantes en su informe del uso del español en la ciencia del 2021, la participación del conjunto de los países hispanohablantes en la producción científica mundial presenta una tendencia a la baja desde 2015.
Ángel Badillo, investigador del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos en España, señala que el 95% de los artículos se publican en inglés, mientras que otros idiomas como el español y el portugués significan solo un 1% de las publicaciones.
Para el grupo de los 15 investigadores, los científicos que hablan inglés como segunda lengua enfrentan profundas desventajas en la realización de todas las actividades científicas como leer artículos, redactar, publicar, y participar en conferencias.
Por ejemplo, los científicos bilingües requieren más tiempo para leer un artículo en inglés, un requisito para obtener los conocimientos necesarios, especialmente de vanguardia, en investigación. También piden a alguien que corrija su inglés en el 75% o más de sus trabajos, en promedio, pero si su nivel de ingresos es medio bajo, no le piden a nadie que corrija su inglés.
Los Mejores Grupos ART-Sapiens 2022-2023 es la clasificación de los mejores grupos de investigación en producción de artículos científicos. Estos grupos publicaron 20 o más artículos en revistas científicas de distintos países del mundo. Fuente: Sapiens Research
Estos hallazgos respaldan otros artículos recientes que dicen que es menos probable que las revistas científicas acepten artículos de investigadores en países donde el inglés no es el idioma principal. Esto puede explicarse por la preferencia por autores que pertenezcan a sociedades científicas angloparlantes.
Los investigadores que no hablan inglés o que lo usan en niveles medios o bajos para desarrollar su trabajo enfrentan una serie de dificultades que las comunidades científicas aún no han atendido.
Organizaciones como la UNESCO se han pronunciado en la recomendación sobre ciencia abierta del 2021, para que las comunidades científicas lleguen a esfuerzos concertados que reduzcan la barrera lingüística en regiones no angloparlantes, y el inglés funcione como la lengua franca de la ciencia.
Sin embargo, personas en el campo como Ángela y Valeria ven con recelo la predominancia del inglés en la ciencia.
Valeria discute el uso del inglés en tareas científicas como la divulgación, que representa un problema incluso económico para los investigadores “más del 90% de los artículos publicados por investigadores colombianos están en inglés, y eso genera una carga financiera alta. Muchas veces las publicaciones son rechazadas por las revistas científicas porque el texto tiene problemas de gramática, y los autores deben pagar los servicios de edición, que cuestan casi la mitad del sueldo que reciben.”
Ángela cuestiona el inglés como lengua franca “Hay ciertos matices y términos para comportamientos de las especies, clima, ecosistemas en América Latina, esas palabras no existen en el inglés. La verdadera discusión es la pérdida del conocimiento por la hegemonía de un idioma; se necesita diversificar las lenguas y comunicar el conocimiento en el idioma en el que se produce.”
***Este artículo presenta información originalmente publicada en inglés que no se encontró traducida al español. La traducción es propia.


