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Nota

Fe y Amor Diverso: Comunidades Católicas LGBTIQ+ en Bogotá

Por más de 6 años, dos grupos laicos diversos han propuesto un estilo de vida en el que la orientación sexual y la aceptación conviven con la espiritualidad cristiana. No obstante, algunos católicos homosexuales creen que este estilo de vida no es coherente.

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Antes de que empiece la reunión en la capilla de adoración al Santísimo –donde está expuesta la sagrada comunión en una custodia– Hernán Alvarado, líder de la Comunidad San Sebastián, un grupo apostólico laico LGBTIQ+, conecta en su celular a los hermanos que no pueden asistir de manera presencial.

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Desde el 2013, personas diversamente sexuales se encuentran los miércoles para orar y adorar a Dios —manifestar su gratitud a través del canto y la alabanza— en la casa contigua a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen - Santa Teresita, en la localidad de Teusaquillo, en Bogotá.

 

Para Hernán, sus hermanos de comunidad y él “llegamos a ser clandestinos, pero nuestra meta es no serlo. Nos ocultamos porque todavía sentimos que el peso de la sociedad y de la discriminación es duro”. La penumbra del lugar los hace más clandestinos, mientras se recogen y oran, animados por los acordes de la guitarra y los aplausos de los siete participantes de la reunión.

 

Al norte de la ciudad, Santiago Mejía maneja las redes sociales del grupo virtual católico que creó en la pandemia, “fue fundado a través de varias diosidencias, y también por temas marianos. Hay dos figuras que me han impactado mucho: la Virgen de Lourdes y la Virgen de la Medalla Milagrosa.”, cuenta Santiago con el mismo ímpetu con el que ha sentido que Dios le habla a través del arte y el rezo del rosario. Conoció las advocaciones de la Virgen María en un viaje a Francia en el 2020, por invitación de Philippe Ariño, católico e intelectual homosexual franco-español, famoso por estar en contra del matrimonio igualitario y autor del documental “Las Locas de Dios” (2021).

 

En ese viaje, Santiago sintió que debía llegar a las personas homosexuales, como él, que “necesitan orar, necesitan tener a Dios”. Su iniciativa, la Comunidad Católico LGBTIQ+, hoy cuenta con 1.021 seguidores en Instagram y un grupo privado en WhatsApp en el que convoca alrededor de 30 personas al rezo del rosario todos los jueves.

 

La fe en la inclusión

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En Colombia, más de la mitad de la población es católica. Solo en Bogotá, la concentración es del 48,5%, y sólo dos de cada 10 personas LGBTIQ+ (20,5%) se identifican como católicas, según la más reciente y única encuesta nacional sobre diversidad religiosa, que los investigadores William Mauricio Beltrán y Sonia Larotta de la Universidad Nacional reportaron en el 2019.

 

Según la encuesta, los fieles católicos han cambiado la forma de practicar su creencia: asistir a ritos y concurrir a los sacramentos ocurre con menor frecuencia. El 48% de las personas católicas participan en grupos y movimientos apostólicos laicos, como una tendencia a practicar una religión a la carta, o una creencia adaptable a las necesidades del creyente.

 

Para Enrique*, devoto perteneciente al Camino Neocatecumenal —movimiento católico nacido en España y presente actualmente en 135 países— ser homosexual y estar en una comunidad católica LGBTIQ+ podría obedecer a esa tendencia de practicar una religión a la carta: "la iglesia para mí es un límite, porque afuera no hay límites; se cree en el Dios de cada uno, no en el Dios de la verdad, porque hacer eso sería renunciar a uno mismo, a nuestras apetencias."

 

William Beltrán y Sonia Larotta reportan en la encuesta que un 9,1% de las personas LGBTIQ+ participantes opinan que creer es importante en sus vidas, incluso el 31,8% admiten estar absolutamente convencidas de la existencia de Dios.

 

A Hernán, Santiago, y Enrique los une no solo creer en la existencia de Dios, sino tener una vida con propósito, sobre todo para aceptar la homosexualidad.

 

Hernán se acercó al catolicismo desde la perdida, “mi pareja muere en el 2010 y yo empiezo una búsqueda de Dios, estaba buscando un sitio para pasar mi duelo, fueron 17 años juntos. Me preguntaba qué propósito tuvo Dios al mandarle este cáncer a mi pareja. Me sentía solo y cuando llegué a la comunidad no me volví a sentir así, había un propósito en la muerte de mi pareja".

 

Cuidadoso en sus gestos, Enrique cruza la pierna y relata, "yo me he sentido homosexual siempre, pero me reciclé por Dios, no me hace falta el sexo, ni estar con una pareja, trato de no hacerlo. Dios y la comunidad me ayudan a aceptar mi vida. Creo que soy un ser humano que desde el momento de la concepción soy un ser infinito, que trasciende después de la muerte. Y me preocupa mi alma y ser fiel a Dios."

 

Santiago sonríe al explicar cómo se encontró con Dios, "Yo siendo homosexual tuve novias y nada servía y yo decía, pero ¿qué es esto? ¡Dios no me quiere! Sentía que algo no calaba en mi vida, sentía que yo amaba mucho a Dios y lo sentía en mi corazón, pero también sentía mi identidad, mi amor hacia mí mismo y hacia mi cuerpo y, me gustan mucho los hombres. Me parecía muy raro amar a Dios y sentir que estaba haciendo un mal. Me parecía que también otras personas podían tener estos conflictos terribles".

 

Una iglesia en tiempos diversos

 

Del 4 al 29 de octubre de 2023 se celebrará en el Vaticano el Encuentro Sinodal, una reunión de obispos y expertos en doctrina, quienes han preguntado a los católicos de todo el mundo su visión de la Iglesia.

 

Uno de los retos que tiene la institución eclesial es cómo acoger a quienes se sienten excluidos de la Iglesia por su condición o sexualidad. Discusión sin resolver, pero que ha encontrado respuesta en los grupos liderados por creyentes, pues estos han actuado como la bisagra entre la iglesia eclesial y las personas del común, o el laicado.

 

En la iglesia católica, las arquidiócesis son las encargadas de reconocer estos grupos con un propósito: la evangelización. De acuerdo con la oficina de comunicaciones del Consejo de Laicos de la

Arquidiócesis. de Bogotá, en el Plan E, la ruta pastoral de evangelización se invita a los laicos que pertenecen a estos grupos a formarse para este propósito

 

Famer Asprilla Mosquera, Teólogo de la Universidad Santo Tomás, explica que los laicos están también llamados a capacitarse en pilares como la Doctrina Social de la Iglesia y la Formación en doctrina cristiana, de acuerdo con las orientaciones del Magisterio en los documentos conciliares y postconciliares eclesiásticos, lo mismo que la reflexión de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y caribeño.

 

Cumplir con este plan e incluir la formación es un reto para estas comunidades católicas LGBTIQ+, que no están reconocidas en la lista de las 30 comunidades laicas pertenecientes al Consejo de Laicos. Hernán y Santiago señalan que el compromiso de sus comunidades es el acompañamiento a los creyentes, la escucha, y la espiritualidad orientada a expresar su condición de género, porque ellos han experimentado rechazo en su búsqueda de Dios y no quieren replicarlo en sus comunidades.

 

Hernán fue radical cuando experimentó el rechazo, “Mi pareja y yo llegamos a una iglesia católica y hablamos con el sacerdote. Él nos dijo: ‘ustedes no pueden estar acá ni comulgar ni nada porque esto está censurado por la Iglesia’. Entonces yo tomé la decisión de no acercarme más, yo no quiero sentirme excluido”.

 

Santiago afirma que su comunidad es un contenedor de lo que piensan y de lo que quieren las personas que ingresan, “No quiero saber más sobre la Iglesia porque yo les puedo preguntar una cantidad de cosas y me pueden explicar. El interés es por la psicología humana. Ellos quieren buscar el amor. lo único que les genera realmente una familia es ser parte de la Iglesia Católica.”

 

Por lo pronto, la Iglesia Católica, en cabeza del Papa Francisco, revisará en el Sínodo lo que convenga para la relación de la institución con los fieles de todo el mundo, quienes quieren creer más allá de la discordia entre la doctrina y la sexualidad diversa.

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Las voces de activistas, del movimiento LGBTIQ+, de sacerdotes y laicos reconocen que cuando la Iglesia se acerque a la realidad de esta población como personas, encontrarán sus valores, sentimientos y ante todo su fe, lo que quizá pondría al catolicismo en una nueva etapa.

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Enrique así lo expresa, “"Hay que ser conscientes de que la Iglesia igualmente te va a recibir, te va a mostrar la palabra, te va a dar los sacramentos para que tú entres en coherencia y digas ‘eso está mal, eso está bien’. No solamente los homosexuales, sino todos. La iglesia es para todos.”

 

 

*El nombre de Enrique fue cambiado para proteger su identidad.

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